ARTES DECORATIVAS


El gusto de la clase aristocrática se manifestó sobre todo al interior de la Hacienda, principalmente en un salón denominado la Cuadra, el aposento más importante que se encontraba decorado por uno o más espejos, una imagen religiosa de la virgen o del Santo patrono de la familia, además de gruesos cortinajes y una alfombra que cubría el piso ladrillado. La iluminación de la sala era a través de grandes candelabros y lámparas que pendían del cielo con velas, además del uso de cornucopias (espejos que contaban con un candelabro a los lados). La calefacción era por medio de braseros de plata o de bronce en donde hervían el agua para tomar mate, mientras se acompañaban de dulces confitados, licores y mistelas. La llegada del jesuita Carlos Haymhausen produjo profundos cambios en las artes del país. Instalados en Calera de Tango, los jesuitas constituyeron talleres industriales montados con las más modernas técnicas; en ellos se realizaron muebles de lujo, grandes estanterías, relojes, cálices de plata, sagrarios, mates, esculturas y cuadros que decoraron las mas importantes Iglesias y residencias coloniales, hasta la expulsión de los Jesuitas en 1767.

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