FIN DEL SIGLO XIX




El fin de siglo estuvo marcado por fuertes tensiones políticas que enfrentaron al Ejecutivo con el Congreso Nacional, proceso que culminó con la negativa de este último a aprobar las leyes periódicas que fijaban las fuerzas de mar y tierra así como la Ley de Presupuesto de gastos públicos.
El Presidente José Manuel Balmaceda reaccionó declarando, en una Proclama pública del 7 de enero de 1891 que, dada la situación de ingobernabilidad producida, se renovaban las mismas leyes sobre esa materia dictadas el año anterior. Los partidos de la oposición respondieron con el Manifiesto de los Representantes del Congreso a bordo de la Escuadra, desconociendo las facultades del poder ejecutivo. Balmaceda, el 11 de febrero de 1891, ordena la inmediata clausura del Congreso Nacional. Comenzaba así una guerra civil, que duraría seis meses y costaría la vida a cerca de 10.000 chilenos, en una población de más de dos millones y medio de habitante .
Tras las batallas de Concón y Placilla que otorgó el triunfo a las fuerzas congresistas, el Presidente Balmaceda reconoció su derrota y dimitió de su cargo el 29 de agosto de 1891, entregando el mando del país al general Manuel Baquedano. Ese mismo día se dio comienzo a un violento saqueo a las residencias de destacados balmacedistas, en la ciudad de Santiago y otras ciudades. La tragedia que dividió al país finalizó con el suicidio del Presidente Balmaceda, el mismo día que finalizaba su mandato constitucional.

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