Cartas de un héroe 1881-1882 Arturo Pérez Canto Batalla de La Concepción

La Guerra del Pacífico ha quedado en la memoria de los chilenos como una gran gesta nacional. Nuestro Ejército venció a la alianza peruano – boliviana y en las batallas se forjaron héroes como Arturo Prat, Manuel Baquedano y muchos otros. Sin embargo, miles de anónimos soldados chilenos tuvieron que sortear las penurias y dificultades propias de una guerra.
Hacia 1879 la situación económica en Chile no era la mejor, por ende los integrantes del ejército y sus pertrechos habían sido constantemente reducidos producto de la disminución del presupuesto de Defensa. Mientras Perú y Bolivia movilizaban conjuntamente caso 120 mil reservistas, Chile apenas alcanzaba los 50 mil. [1] En vista de la escasez de soldados, el Gobierno Chileno dispuso el enrolamiento militar de jóvenes no menores a 16 años. El estallido de guerra causó un fervor enorme entre los chilenos, especialmente entre los jóvenes, que en masa se alistaron en el Ejército.
Los soldados y sus oficiales se dirigían al Norte, deficientemente apertrechados para la dureza del clima del desierto y la dificultad de sus actividades en territorio ocupado. En diversos puntos se organizaban campamentos, que iniciaban sus rutinas a las cinco de la mañana con el toque de diana. Luego se realizaban ejercicios militares que duraban de 6 de la madrugada a 10:30, hora en que se les daba de comer. Los ejercicios continuaban entre las 14 y las 17:30 horas y a las 20 horas los soldados comían y se iban a dormir.[2] Luego de acantonarse en el Norte, grupos de soldados fueron enviados a Lima. Entre ellos estaba el subteniente Arturo Pérez Canto, quien, en 1880, se había trasladado desde Valparaíso a Arica y desde allí a Tacna, siguiendo al regimiento Chacabuco. Cuando Pérez Canto se unió al Ejército apenas tenía 16 años de edad. [3]
[1] Carlos Donoso y Ricardo Couyoumdjian, De soldado orgulloso a veterano indigente. La Guerra del Pacífico. En Historia de la vida privada en Chile, tomo 2, Cristián Gazmuri y Rafael Sagredo (editores), Ediorial Taurus, Santiago, 2006, p. 237.
[2] Ibid, p. 246
[3] www.igm.cl

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